


San Antolín
Antolín de Pamiers fue un mártir visigodo de los siglos V-VI, venerado como santo por las
iglesias católica yortodoxa. Fue ejecutado por no abrazar el arrianismo junto a
dos discípulos, Juan y Almaquio, que reciben culto junto a él. Durante
la ejecución, un soldado corta al mártir en dos; en un lado caen su cabeza y
el brazo derecho, y en otro el brazo izquierdo y el resto del cuerpo.
Este martirio tuvo lugar en el siglo VI, hacia el año 506. El cuerpo del mártir
fue enterrado por unos amigos en el lugar del martirio y allí se elevó más tarde
una abadía. Parte de sus restos mortales se conservan en Palencia, (España), ciudad de la que es patrón, y cuya catedral está consagrada a su memoria. Fueron llevados a este lugar por el rey visigodo Wamba desde Narbona, según la tradición.
La cripta de San Antolín
En el solar donde se hallan ahora la cripta y la Catedral de Palencia, existió en la antigüedad
un templo de culto pagano al que, según los
historiadores Juan Agapito y Revilla, Francisco Simón Nieto y
otros, habría sucedido uno paleocristiano de época romana,
hecho que parece concordar con las huellas romanas
existentes en el exterior, al mismo nivel. Así pues, el vestigio
más antiguo de culto que se conserva en la actualidad es el
fondo de la cripta, edificación que data de mediados del siglo
VII. Los restos de Antolín, noble galo-visigodo, santo y mártir, habrían llegado a Hispania en el cortejo del rey Wamba desde Narbona en el año 673. El mismo Wamba mandaría construir el enterramiento.
Un arco descentrado conecta el espacio soterraño visigótico con la ampliación románica, con salida al centro del ábside. Para algunos autores, como Helmut Schlunk, la Cripta es el “martyrium”, el lugar que guarda las reliquias de San Antolín.
La Leyenda de La Cripta de San Antolín
Cuenta la leyenda que el rey don Sancho, hallándose de caza en la espesura de un bosque, en el lugar donde hoy se extiende la ciudad de Palencia, divisó un jabalí, que en su huida fue a refugiarse en una oquedad del terreno (la cripta de San Antolín, aún en pie hoy bajo la catedral gótica de la ciudad). Adentrándose el rey en la
misma, se disponía a lanzar una flecha para matar al animal, cuando su
brazo quedó paralizado, comprendiendo el rey que estaba en un lugar santo y que
había sido castigado por cometer sacrilegio. El monarca hizo entonces un voto por el
que si recuperaba de la repentina parálisis levantaría una catedral en el lugar. Al
instante quedó curado. Agradecido el rey Sancho por el milagro, y halladas las reliquias del mártir que habían quedado abandonadas durante la invasión musulmana, se erigió el templo en cumplimiento de la promesa. Debido a esto la catedral palentina está dedicada a san Antolín.
En la actualidad, cada 2 de septiembre, día de San Antolín, se abre la cripta para ofrecer el agua de su pozo a los asistentes piadosos, tradición muy arraigada entre los palentinos, recogiendo los fieles en pequeños recipientes el agua considerada milagrosa, mientras transcurre la ceremonia de la Eucaristía. Tras finalizar la misa, se organiza alrededor del templo una procesión del Santo
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